domingo, 1 de agosto de 2010

A ti, Reina de Costa Rica


¡Madre Mía!


Reina del Cielo,
camino hacia tu santuario
para darte gracias
por tantos favores concedidos,
tantas bendiciones maternales,
y por cubrirnos con tu Santo Manto
cada día de nuestras vidas.


Dulce Madre,
gracias por despertarnos con un beso
en la frente todas las mañanas,
acompañarnos con tu compañia
durante las tardes, y
acurrucarnos entre tus brazos
y cantarnos al oído para conciliar
el sueño durante las noches.

¡Gracias Virgencita!

Al mismo tiempo, hoy el día de
tu Santa Fiesta, te vengo a pedir...

Que reine la paz
en nuestras almas.

Que la serenidad esté presente
en en nuestras acciones.

Que la verdad prevalezca
en nuestras palabras.

Que la alegría viva
en nuestros hogares.

Que la pureza se encuentre
en nuestros corazones.

Que la salud no falte
en nuestras familias.

Que el trabajo surga
en nuestros quehaceres.

Que el diálogo predomine
entre nosotros.

Que la fidelidad se mantega
en todas las parejas.

Que el plan de Dios se
cumpla al pie de la letra.

Y que nunca solos nos dejes,
Madre Nuestra, ya que
bajo tu amparo y agarrados
de tu mano, confiados y
alegres caminamos.


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